lunes, 29 de septiembre de 2014

Kitchen porter

Una gran cantidad de lectores de este blog (bueno, sólo mi cuñada) me han exigido a través de los medios de comunicación más avanzados (whatsapp) una entrada acerca de mi trabajo. Y es que sí, tengo trabajo. El problema es que es este un blog simpaticón y de andar por casa y no quisiera aburriros con términos demasiado técnicos, pero intentaré hablar un poco de ello de manera que todos los profanos en el tema podáis entenderlo. 

Soy friega platos en un restaurante, lo que aquí se llama kitchen porter. Es necesario saber que en un restaurante que quiere tener algo de categoría todo se ha de lavar a mano, así que podéis deducir la responsabilidad de mi cargo. Platos, cubiertos, cacharros de cocina... todo ha de pasar por mis habilidosas manos para evitar que se instale la tiranía de la suciedad, que sabores no deseados aparezcan donde no deben, que la carne no sepa al pescado cocinado anteriormente y que los clientes queden tan satisfechos que decidan regresar otro día y recomendar el local. Siendo objetivo, sin mi buen hacer este barco se hundiría. 

Habrá quién piense que es un trabajo sencillo y no cualificado... nada más lejos de la realidad. Por ejemplo, es necesario calcular el ángulo de incidencia del chorro de agua para aclarar, porque si no corres el riesgo de que el agua rebote a un lugar no deseado y caiga, por ejemplo, en la ensalada de rúcula. La cantidad de jabón se determina a través de complejas ecuaciones de segundo grado, porque un defecto hace que la grasa no se elimine y un exceso convierte la pila en la fiesta de la espuma de Pachá Ibiza, haciendo imposible la resolución del enrevesado jeroglífico de la cubertería victoriana.

Todo este conjunto de decisiones que debo resolver a lo largo de la jornada me dejan exhausto mentalmente. Por eso este trabajo sólo puede ser realizado por gente con una formación muy amplia en ciencias. Mi antecesora es bioquímica y yo también. Una historia muy repetida a lo largo de los últimos años. Es una pena que estemos utilizando nuestro tiempo en calcular la cantidad de jabón para quitar las manchas a un plato en lugar de la cantidad de proteína necesaria para catalizar una transformación metabólica. Pero, sinceramente, en esta dura época la honestidad ha sido desahuciada de la biociencia, así que me quedo, por lo menos por un tiempo, como kitchen porter. Menos glamouroso, pero más íntegro.

viernes, 26 de septiembre de 2014

jueves, 25 de septiembre de 2014

Villa Park

Era cuestión de tiempo que la Premier League me acogiera en sus brazos, pero no esperaba que fuese tan pronto ni que un club con más de 140 años de historia afincado en Birmingham, como es el Aston Villa, ejerciese de anfitrión. Por situación geográfica, conexiones y probabilidades daba por seguro que sería en algún club pijo de Londres: Chelsea, Arsenal, Tottenham... o incluso el Fulham y su bellísimo Craven Cottage.

¿Por qué el Aston Villa? Resulta que mi casero nació en Birmingham, en el seno de una familia de Villans (seguidores del club claret and blue). Aunque toda su vida ha residido en Oxford o alrededores, siempre ha sido seguidor de los villanos y socio desde los 19 años. El otro día me preguntó si me apetecía acompañarle a un partido ya que su hijo no podía ir y tiene abonos de temporada. En realidad, como me lo dijo en inglés no me enteré mucho, pero si la frase contiene el nombre de cualquier club de fútbol británico mi respuesta siempre será SI. Es decir, que podría haber preguntado "¿desearías ser ajusticiado por una docena de hooligans del Aston Villa armados de objetos punzantes con nulos conocimientos de cirugía?" y yo, al identificar "Aston Villa" hubiese respondido SI.

Afortunadamente, hablada de ver un partido y no de palizas. Así que el sábado nos dirigimos hacia Birmingham a presenciar el Aston Villa - Arsenal, en el precioso y totalmente británico Villa Park, que mantiene su original fachada principal de ladrillo. Un estadio cerrado, coqueto, donde la gente aprieta al rival como se hace aquí en Inglaterra.

Sobre el partido, poca historia. Hasta el minuto 30 estaba interesante, igualado aunque con pocas ocasiones, con un público entregado. Entonces los Gunners consiguieron tres goles en cinco minutos... fin del partido. La hora restante de juego fue una carrera continua de los Villans tras el balón y una constante celebración de los cientos de hinchas de la capital que habían viajado con su equipo.

Que maravilloso es el fútbol inglés.


La fachada de Villa Park

El Arsenal con el balón y el Villa defendiendo. Así toda la segunda parte.

martes, 23 de septiembre de 2014

Escocia dijo NO

A buen seguro los telediarios, periódicos y radios españolas os han informado (incluso en algún caso a través de El Jueves), pero por si acaso el referendum ha resultado negativo para los partidarios de la independencia. Escocia dijo NO.

Únicamente en cuatro de los 32 distritos en que se divide la geografia del país del kilt vencieron los independentistas, mientras que en el resto lo hicieron los partidarios de la unión, en algunos casos con ventajas muy abultadas. 

Por ahora, el Reino Unido continuará así, unido. No puedo estar seguro de esto que voy a decir, pero creo que es lo mejor para el porrón de inmigrantes que estamos por estas tierras buscándonos la vida.

No: 55%
Si 45%

lunes, 22 de septiembre de 2014

Summertown

Necesitaba hablar de una de las áreas que más me gustan de Oxford. En realidad, hay muchos barrios y lugares que me gustan, pero Summertown y, en especial, su bulevar tienen un encanto especial. Podría ser que sólo se debiera a que pasamos todos los días por allí para ir a nuestros trabajos. No lo sé... pero mola.

Summertown es un barrio del norte de Oxford, uno de los más caros para vivir. Sus comienzos se sitúan entre los siglos XVIII y XIX, cuando aparecieron las primeras edificaciones extendiéndose desde el centro de Oxford alrededor del camino del Norte, una de las entradas que poseía la ciudad. Casi desde sus inicios, Summertown se ha caracterizado por su carácter comercial que actualmente sigue vigente. Los primeros pobladores eran en gran parte comerciantes que eligieron esta zona de la ciudad para establecer sus negocios: carnicerías, tiendas de comestibles, talleres, etc... Su amplia tradición comercial ha impulsado el desarrollo y crecimiento de Oxford.

Pero no sólo se trata de una zona comercial. En Summertown se sitúan las sedes de diversos medios de comunicación de TV y radio (BBC, Jack FM, etc...), de Oxfam, centros culturales y uno de los colegios más importantes de Oxford: St Edwards School.


El bulevar de Banbury Road, siempre lleno de gente y de vida.
(Toda la información sobre Summertown está en la página web www.summertown.info)

viernes, 19 de septiembre de 2014

Todo abierto...

Aquí todo es abierto, todo es accesible. Te puedes colar en cualquier sitio público como, por ejemplo, este pequeño y precioso teatro, The North Wall.



jueves, 18 de septiembre de 2014

St Giles Fair

Esta semana la ciudad de Oxford se ha llenado de color y música para celebrar su anual feria de St Giles (creo que el equivalente castellano de Giles es Gil, pero no lo tengo muy claro). Durante cuatro días y como cada año días se homenajea a este patrón santo en unas fiestas muy populares y concurridas, según pudimos comprobar el día de la apertura. Esta celebración, que data del año 1625, pasó a ser una feria de juguetes en el siglo XVII, volviendo a su original formato de fiestas populares un siglo después y creciendo en popularidad con el paso del tiempo. El calendario festivo sitúa su inicio el primer domingo después del día de St Giles (1 de septiembre) y dura cuatro días.

St Giles fue uno de los más populares santos de la edad media en muchos países europeos.  Reconocido como patrón de pobres y necesitados, ordenó la construcción de un monasterio en el sudeste de Francia que se convirtió en un habitual lugar de descanso para los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago. Hoy en día, da nombre a diversas iglesias y hospitales en Inglaterra y a un barrio de Bruselas.


La feria de St Giles ha sido la primera celebración en la que hemos participado desde nuestra llegada a Oxford. No existen muchas diferencias con las fiestas patronales de cualquier localidad española, pero los algodones de azúcar y las luces de neón enmarcados entre los edificios ilustres de color tristón british dotan a la celebración de un contraste inigualable.


martes, 16 de septiembre de 2014

Escocia: YES vs NOT

Casualidad es que hayamos destinado nuestras vidas a Reino Unido en medio de un proceso tan histórico como el referéndum de independencia que se plantea en Escocia. Después de más de 300 años unidos, la semana que viene, de vencer el si por la independencia, podría ocurrir la ruptura del conjunto de países formado por Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte.

¿Por qué ahora? En 2011 el independentista Partido Nacional Escocés de Alex Salmond ganó las elecciones al parlamento escocés. Desde entonces, sus esfuerzos han estado dirigidos a la realización de este referéndum y la promoción del voto a favor. Su principal argumento es el oro líquido (no me refiero al whisky, que también tiene su valor), ya que Escocia posee una gran cantidad de petróleo en el Mar del Norte que gestionado de manera autónoma podría dar lugar a una Escocia poderosa en el plano internacional.

Mientras que el petróleo es el principal estandarte de los partidarios del sí, su gran hándicap es la moneda. Aún venciendo el referéndum, Salmond ha expresados sus deseos de continuar bajo la protección de la potente libra esterlina…nos es listo el muchacho ni nada. Pero desde Londres no se contempla esta posibilidad y ya se ha anunciado que, si prospera la independencia, Escocia deberá adaptar otra moneda propia o adherirse a ese gran pufo que es el euro. Por ello, la solidez de la libra esterlina es el punto fuerte de la candidatura del no.

La sociedad británica ha tomado parte activa en este asunto. Famosos de todos los ámbitos expresan sus opiniones y apoyan su opción favorita. La tendencia de todas las encuestas realizadas daban un cómodo triunfo al no… hasta la última publicada en el The Sunday Times, que otorgaba un 51% de los votos al sí. Este resultado ha activado todas las alarmas. Los líderes de los principales partidos británicos han modificado sus agendas y se dirigen a diferentes ciudades del país de la falda a hacer campaña, mientras muchos inversores han desviado su dinero hacia mercados fuera de las islas británicas, provocando una ligera devaluación de la libra esterlina.

El 18 de septiembre es el día elegido para un proceso que puede cambiar la historia y la organización política de las islas británicas. Estaremos muy atentos.

The Union Jack, la bandera del Reino Unido compuesta por la cruz roja de San Jorge (Inglaterra), el aspa roja de San Patricio (Irlanda) y la cruz blanca sobre fondo azul de San Andrés (Escocia). ¿Qué ocurrirá con este símbolo de triunfar la independencia escocesa?

domingo, 14 de septiembre de 2014

Al fútbol

Era cuestión de tiempo acudir a un partido de fútbol. De hecho, era una de las cosas que llevaba más o menos preparadas desde España. En Oxford hay dos clubes principales: Oxford United y Oxford City.

El United juega es el que juega en la categoría más alta de los dos: la league two, lo que equivaldría a la tercera división española. Juega como local en el Kassam Stadium, situado en la zona sur, en el barrio de Littlemore, sede compartida con el equipo de rugby London Welsh.  

Yo acudí a ver un partido del otro equipo de la ciudad, el Oxford City. Actualmente militan en  la Conference North, equivalente a una sexta división. Su terreno de juego está en Marsh Lane, zona noreste de la ciudad y el lugar al que me dirigí dispuesto a ver como el equipo blanquiazul conseguía la victoria frente al Fylde

Y la verdad es que las cosas no fueron demasiado bien. El partido acabó 1-8 para los visitantes. En realidad acabó mucho antes, porqué en la primera parte Fylde había conseguido 6 goles de una manera muy cómoda. La segunda parte no tuvo mucha historia, así que me entretuve charlando con la comunidad futbolística española. El City cuenta con varios españoles en la plantilla que acabaron siendo sustituidos, así que nos juntamos un buen grupo charlando sobre el desastroso partido y el fútbol en general, las diferencias entre el juego directo británico y el de toque español.

Era sencillo comprender que el Fylde regresaría a casa en el autobús festejando la victoria a la manera tradicional inglesa, emborrachándose completamente. Como me dijo uno de los españoles "si lo hacen cuando pierden, imagínate hoy".

La salida de los equipos. Pocos imaginábamos el resultado final.

viernes, 12 de septiembre de 2014

El mercadillo y la pescadería de Kidlington

No es extraño un mercadillo/rastro en un pueblo. Prácticamente todas las localidades del mundo tienen uno, permanente, periódico o itinerante. Oxford tiene, entre otros, el mercadillo de los domingos en el Kassam Stadium, un mercadillo donde tienes la posibilidad de encontrar cualquier cosa que te hayan robado: bolsos, bicis, etc... Kidlington también tiene su mercadillo, más honesto, los viernes y sábado, si bien ambos días no cuentan con la presencia de los mismos puestos.

No hay mucha diferencia entre lo que puedes encontrar en este mercadillo y cualquier otro de cualquier otra localidad, si no fuese por la pescadería. En Kidlington no hay (o por lo menos aún no he encontrado) ninguna pescadería que venda pescado fresco. En el supermercado tienes la posibilidad de encontrar pescado envasado y también tiene pescadería tradicional. Pero las pescaderías de los supermercados… no sé, como que no te dan ganas, como que te da la sensación que esos peces hace demasiado tiempo que abandonaron el mar.

Entonces en el mercadillo está la pescadería, que consiste en una mini-furgoneta llena de hielo con una extensíiiiiiiiiiiiima variedad de pescado: bacalao, sardinas, merluza y salmón. Ya está. Además bastante caro. Pero claro, es el precio que hay que pagar por algo que no encuentras en ningún otro sitio. Y puedo asegurar que es fresco, no tiene mucha variedad pero lo que tiene está fresco.

Así que los viernes toca el capricho del pescado.
Qué no os engañen: lo de la derecha no es paella.

lunes, 8 de septiembre de 2014

¡Ya estamos todos aquí!

Después de casi cuatro días de mochileros por Europa, nuestros gatos han llegado a Kidlington. Por fin ya está la familia al completo, por fin todos juntos… por fín se acabó la tranquilidad. Los dos primeros días han sido de aclimatación al nuevo hogar. Esta fase se compone de bastantes discusiones gatunas (para establecer la jerarquía), exploración de todo el territorio y bastante miedo a los ruidos aún desconocidos, y da lugar a la ausencia total de tranquilidad. Pero tras esta primera fase, viene la de relajación. Han pasado varios días en España sufriendo las incomodidades de una mudanza, el viaje y la llegada a un nuevo territorio desconocido. Quién conoce a los gatos sabe el estrés que les provoca cualquier alteración de su entorno, así que la fase de relajación ha consistido en que nos aplasten en el sofá, ronroneos en el oído y máxima necesidad de mimos. En eso estamos.



domingo, 7 de septiembre de 2014

Kidlington

Nuestra intención inicial era establecernos dentro del ring road, es decir, en el interior de la autopista A40 que rodea el centro de Oxford. Como en cualquier otra ciudad, vivir cerca del corazón de la misma hace que todo esté más cercano y todos los servicios más accesibles. Por ejemplo, vivirías más cerca del comedor de Howgarts (que está en Oxford), lo que hace más sencillo encontrar un mago cuando lo necesitas.

Pero como nadie quiere a nuestros gatos en sus casas en Oxford, finalmente hemos tenido que abrir nuestro radio de búsqueda. Esto nos permitió encontrar un hogar en Kidlington, un pueblecito de unos 14000 habitantes a 8 millas al norte del centro de Oxford, que equivalen a unos 20 minutos en bici. Es una mezcla entre ciudad dormitorio y típico pueblo inglés, y como buen pueblo inglés se caracteriza porque a las siete de la tarde debe de ocurrir algo muy peligroso en sus calles: todo el mundo desaparece. Pero lo más curioso es que, sea lo que sea eso tan peligroso, no puede entrar en los pubs, ya que ahí es donde se refugia el vulgo. Y, claro, todos los Jack, John, William, etc… metidos en el pub hacen aquello que han perfeccionado a lo largo de los años: beber cerveza, hablar de fútbol y volver a casa dando tumbos. Aquí es donde cuento la leyenda urbana (ignoro su veracidad) que dice que las puertas de las terrance (la típica hilera de casa británicas) tienen cada una un color diferente para que Jack, John y William reconozcan su casa entre cientos de iguales. Así que si te metes en la cama de una casa con la puerta de color verde y la tuya era roja, la persona al lado tuya en la cama no es tu pareja. Mucha suerte.

El núcleo del pueblo es una calle. No es grande, pero tiene los suficientes comercios y servicios para poder vivir sin tener que ir a la gran city. A su alrededor, decenas de arterias que desembocan en barrios residenciales como el nuestro, situado entre la gran urbe que es Oxford y Kidlington. Entre dos mundos.

No nos importa vivir en Kidlington. De hecho, reconozco que cuando surgió la idea de irnos a Inglaterra, yo deseaba una ciudad pequeña. Así que estoy convencido que nuestro carácter tranquilo y casero encajará en este pueblín.  

St Marys Church

martes, 2 de septiembre de 2014

Ha llegado el día

Ha llegado el momento: hoy nuestros bichos han partido de viaje. Mentiría si dijera que no ha sido el peor momento desde que se inició todo este proceso de cambio de vida y país. No quiero decir que sea peor despedirnos de los gatos, a los que vamos a ver en unos días, que de nuestras familias y amigos, sino que es una situación totalmente diferente porque es la única que no vamos a controlar, que hemos delegado en otras personas.

Así que este mediodía han partido, dando un concierto a tres voces a la altura de los tres tenores. He sentido lástima por el pobre muchacho que va a condurcirles hasta Barcelona y luego a Francia, aunque por su experiencia me ha indicado que así se pasan sólo la primera media hora. Media hora a esos decibelios los hubiese deseado Torquemada para sus asuntos.

Cuando han partido, la casa parecía el desierto de Atacama. Igual de vacío y tranquilo, pero también igual de triste.