martes, 30 de junio de 2015

En Downing Street

Tuve el privilegio de acompañar como voluntario a Mark y a otros miembros de la MND Association a entregar las firmas recogidas en el última campaña al 10 de Downing Street. No hace falta decir que fue un privilegio, no sólo por poder entrar a tan destacado lugar sino por hacerlo por una causa tan noble. No puedo explicar como me sentí al verme delante de aquella puerta que tantas veces había visto en la tele. Muchas veces piensas que este tipo de sitios no existen, que son decorados, y cuando lo tienes delante te sientes muy extraño. 

El programa del día se completó con un evento de presentación de la asociación en un local cercano al parlamento. La elección del lugar no fue casualidad: se eligió esta ubicación para que los parlamentarios pudiesen acudir. La mala suerte hizo que justo ese día se desarrolló en el parlamento un importante debate acerca del referendum sobre la Unión Europea que el gobierno pretende hacer en 2016, así que fueron pocos los que pudieron acudir. Mucha mala suerte para la asociación que había empleado mucha energía y dinero en organizar todo este tinglado. En la web de la asociación podéis ver una entrada relativa al evento.

Además de enfermos, familiares y amigos, nos acompañó la presentadora y madrina de la asociación, Charlotte Hawkings, quién perdió a su padre enfermo de MND el pasado enero. Presenta un programa mañanero en la cadena ITV y, aunque en las fotos parezca que está buena, en persona hay que sumarle que es una tía de puta madre. Al pasar el control de seguridad del 10 de Dawning Street uno de los guardias me paró para preguntarme, en medio de mi acojonez por haber sido parado: "oye, ¿esa tía no sale en la tele?"...Joder, me tenía que pasar a mí.

Aún no tengo muchas fotos de la visita, aquí os dejo una robada del facebook de la asociación. Prometo alguna más.

viernes, 26 de junio de 2015

Nuevo trabajo (2)

Tras rellenar aplicaciones para seis o siete trabajos me llegó un correo electrónico del Departamento de Fisología, Anatomía y Genética de la Universidad diciendo que mi perfil molaba y que querían hacerme una entrevista. Con toda la seguridad del mundo respondí y concretamos un día, pero esa seguridad se fue diluyendo como la sal al cocer agua a medida que se acercaba el día.

La entrevista fue terrible para mí. Cuatro contra uno, calor, agobio y un idioma hostil que me pareció más desconocido que nunca. Además, se desarrolló de una manera diferente a las entrevistas que he hecho en España, donde creo que en la mayoría tu CV es el que determina que seas el elegido y la entrevista es solo un examen para comprobar que no estás loco y te gusta guardar cadáveres en tu congelador. Tras unas primeras cuestiones sobre mí, mis intenciones, mi trayectoria, etc... vinieron los dardos envenenados: ¿cómo sabemos que, si te elegimos, no vas a volver a España? Si te elegimos para el puesto ¿cómo sabemos que no vas a decir que si a otro puesto al que has optado? ¿Cómo resolverías que dos personas necesitáramos al mismo tiempo realizar un experimento con el mismo grado de importancia?

Sabía bien qué responder a todo pero no como traducirlo, así que opté por respuestas sencillas pero sinceras: he traído a mis gatos desde España así que no tengo intención de volver en un tiempo; sencillamente, eso no va a ocurrir; no hay nada que un café no pueda arreglar. En realidad, la respuesta de los gatos no estoy seguro si la dije o me quede con ganas de decirla, los nervios juegan malas pasadas a la memoria.

Tras la entrevista me hicieron una prueba práctica. Después de la tensión acumulada en la entrevista, una prueba práctica examinada por amables técnicos de laboratorio me pareció un plácido paseo en barca por el lago del Retiro. Liberé todas las tensiones y salió redondo.

En conjunto, aquella tarde debió de parecer suficiente a mis entrevistadores porque, tras la semana de espera más larga de la historia de la humanidad, me llegó un mail diciéndome que si. Menuda sonrisa de gilipollas se me puso en la cara.


martes, 23 de junio de 2015

Nuevo trabajo

Me ocurre que soy un agonías cuando tomo una decisión. Por ejemplo, cuando decidimos tener gatos, a los dos días ya estaban nuestros dos malditos trileros viviendo con nosotros (la gorda vino un poco más tarde). Me pasa con todo, con las compras, con los cambios... Así que en un día cualquiera en la tranquila villa de Kidlington me desperté decidido a cambiar de trabajo, una idea que venía rumiando de hace tiempo pero que no acababa de comenzar a realizar. 

Para todos los cambios necesitas una motivación. La mía, en este caso, ha sido regresar al mundo de la ciencia arropado por una ciudad de excelsa historia científica y personajes de gran talla asociados a ellos. Creo que no hay otro sitio mejor para ser un gafolas tablo-periódico. Además del escenario, debo reconocer que mi voluntariado también ha tenido algo que ver. En ciencia todos somos pequeñas hormiguitas que aportamos una miga de pan al homiguero. Pues bien, a poner una miga de pan para, quizás, ayudar a alguien a vivir mejor.

Embarcarte en el proceso de buscar trabajo en la Universidad de Oxford es armarte de paciencia. Primero, hay que encontrar una oferta que se ajusta a tu perfil. Segundo, aplicar en la página web cargando tus datos y algunos documentos, entre ellos, la carta. Para cada oferta, tienes que escribir una carta específica en la que te presentas, describes tus habilidades personales y profesionales indicando por qué crees tú que se ajustan al puesto de trabajo. Lo que popularmente en España llamamos "venderte". Por último, cargar los datos de tus referencias: tres antiguos jefes-supervisores que estén dispuestos a hablar bien de tí. En resumen, el mismo proceso que cuando quieres alquilar una casa o empezar el voluntariado, aquí todo funciona bajo el mismo protocolo, si bien es evidente que para trabajar en la Universidad de Oxford no basta con buenas palabras, ser sincero y gustar, hay que hacerlo mejor.

domingo, 21 de junio de 2015

Regreso

Podría decir que me he tomado un tiempo de descanso para regresar con las pilas cargadas pero no es cierto. Me refiero a lo de las pilas, porque nunca las tengo bajas de nivel. Mi actividad en este tiempo de silencio ha sido muy alta, así que descanso nada. El único descanso ha sido en lo referente a este blog.

Tanta actividad no puede tener otras consecuencias que no sean cambios. Oxford se mueve, es una ciudad internacional y cambiante en la que el tiempo pasa muy rápido. Antes de que te des cuenta hay algo que ya no es lo mismo.

Así que retomo el blog nuevamente y hasta que el mi disponibilidad horaria me lo permita, y esta entrada es para anunciarlo, para que volváis a conectaros sin necesidad de amenazas (aunque debéis recordar que se donde vivís y a que hora camináis solos por vuestro garaje).