Esta semana la ciudad de Oxford se ha llenado de color y
música para celebrar su anual feria de St Giles (creo que el equivalente
castellano de Giles es Gil, pero no lo tengo muy claro). Durante cuatro días y
como cada año días se homenajea a este patrón santo en unas fiestas muy
populares y concurridas, según pudimos comprobar el día de la apertura. Esta
celebración, que data del año 1625, pasó a ser una feria de juguetes en el
siglo XVII, volviendo a su original formato de fiestas populares un siglo
después y creciendo en popularidad con el paso del tiempo. El calendario
festivo sitúa su inicio el primer domingo después del día de St Giles (1 de
septiembre) y dura cuatro días.
St Giles fue uno de los más populares santos de la edad
media en muchos países europeos.
Reconocido como patrón de pobres y necesitados, ordenó la construcción
de un monasterio en el sudeste de Francia que se convirtió en un habitual lugar
de descanso para los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago. Hoy en
día, da nombre a diversas iglesias y hospitales en Inglaterra y a un barrio de
Bruselas.
La feria de St Giles ha sido la primera celebración en la
que hemos participado desde nuestra llegada a Oxford. No existen muchas
diferencias con las fiestas patronales de cualquier localidad española, pero
los algodones de azúcar y las luces de neón enmarcados entre los edificios
ilustres de color tristón british dotan a la celebración de un contraste inigualable.
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