jueves, 5 de febrero de 2015

Conocer mundo

Conozco muy poca gente que no disfrute viajando. Cuantas veces hemos escuchado que el sueño de alguien es ir a tal o cual sitio o cuando alguien gana un concurso de la tele se va a gastar la pasta en un viaje siempre, evidentemente, después de tapar un agujerito. Es un placer, pero también es un lujo. 

Existe un tópico sobre los viajes que en esta estancia en Oxford he llegado a comprender. Ese de "voy a ir a Chupilandia, pero no al sitio donde van los turistas, sino a un lugar perdido con un guía chupilandés a conocer la vida real de los chupilandeses"... nada. Eso es lo que te han dicho cuando has reservado el viaje. El guía chupilandés que te va a atender estudió en una universidad europea y sabe seis idiomas. Cuando se licenció tuvo claro que el negocio del turismo le iba a llenar de plata y abrió su agencia. El plan estaba claro: montar unas jaimas en un lugar donde nunca se han montado con bastantes más lujos que las habituales, domesticar camellos de la raza más dócil y occidentalizar las comidas chupilandesas porque los guiris no soportan tanto picante. El tuareg que apareció por la noche llegó algo tarde porque se había olvidado la espada de plástico en el local de apuestas donde metió algunos chupidolares en el Valencia - Real Sociedad.

La idea que quiero transmitir es que el turismo es solo eso: turismo. No se conoce un país ni una sociedad en quince días ni en un mes. Aunque vayas de mochilero y la gente te acoja en su casa porque siempre estarás tirando de tu sueldo occidental y tu tarjeta de plástico te podrá sacar de un apuro si lo necesitas. 

Si quieres conocer bien como se vive en un país tienes que residir en él un tiempo, trabajar, pagar los impuestos y las facturas, hacer la declaración de impuestos, buscar las mejores opciones al hacer la compra, tener una cuenta en el banco, conocer los candidatos a las elecciones, las calles de la ciudad, ir al médico, cortarte el pelo, etc... Yo he conocido algunos lugares en los últimos años pero la experiencia de Oxford me ha hecho ver lo poco que he aprendido en esos viajes.

Pero ni siquiera aquí lo estoy consiguiendo a pesar de que yo soy muy pesado y leo y pregunto mucho. Si quieres venir a trabajar porque en tu país no hay tajo, Oxford es un buen lugar. Si quieres conocer gente de todas partes del mundo, también. Pero si quieres venir a conocer la cultura e idiosincracia británica, no. La expresión "crisol de culturas" se escribió para Oxford. Hay que currárselo mucho para comprender la vida de los isleños viviendo en una ciudad en la que mucha gente que te cruzas y con la que trabajas no es británica.

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