"Todo tiene un final, todo termina" decía la canción Presente, perteneciente a la banda sonora de "Tango Feroz", una película argentina que me encanta, o me encantaba hace tiempo, ya no lo se. Precisamente, los argentinos han sido uno de los grandes animadores de este mundial de rugby. En cuartos de final arrollaron a Irlanda, la vigente campeona del torneo VI naciones. Nueva Zelanda destrozó a Francia consiguiendo ¡nueve ensayos!, mientras que Sudáfrica acabó con los sueños galeses. Para completar unas semifinales sin representantes del hemisferio norte, Australia venció a Escocia gracias a un polémico penalty en los últimos instantes. Una jugada desgraciada que puede haber acabado con la carrera del árbitro sudafricano Craig Joubert, ya no por el error sino por perder la compostura y escapar corriendo del terreno de juego al pitar el final. Una falta de respeto en un sitio donde el respeto es un valor fundamental.
En las semifinales las sorpresas se acabaron. La fuerte defensa neozelandesa cortó el paso de los Springboks sudafricanos. Aunque el marcador fue ajustado (20-18 para los oceánicos), la superioridad de Nueva Zelanda fue destacable. En la otra semifinal, el sueño de los Pumas argentino se esfumó en un partido en que la superioridad australiana fue insalvable para los americanos.
Así que la final está servida. Los All Blacks parecen partir con una ligera ventaja por la fortaleza demostrada a lo largo del campeonato, incluso hay gente que opina que está es la mejor generación neozelandesa de la historia. Pero los Wallabies han vencido en todos sus partidos, incluyendo el pleno en el grupo de la primera fase con rivales como Gales e Inglaterra. Si la final nos ofrece la mitad de espectáculo que hemos podido ver durante el torneo, merecerá muchísimo la pena.
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