martes, 28 de abril de 2015

UPP Cinema Oxford

Tengo ya un lío importante entre los temas que he escrito y las ideas pendientes. Soy un pésimo bloguero. Así que hoy voy a hablaros de un precioso cine de Oxford y espero no haber repetido el tema. En cualquier caso si he hablado acerca de este recinto no creo haberlo hecho en profundidad porqué una característica que si poseo es la de tener una amplía memoria para recordar cosas que no me van a dar de comer y no me van a sacar de ningún apuro. Una gran memoria inútil.

El pequeño cine del que quiero hablaros es el UPP (Ultimate Picture Palace) situado en Cowley Road esquina con Jeune Street ¿Qué tiene de especial? En primer lugar que es el cine más antiguo de Oxford y, según dicen en la web, el único cine independiente de la ciudad. Fue inaugurado en 1911 pero ha sufrido varios cierres y reaperturas. En segundo lugar que consta de una única y pequeña sala, lo cual resulta bastante acogedor y es un síntoma del tipo de películas que se pueden ver allí. Cine clásico, versiones originales, subtituladas... auténticos truños y auténticas joyas, a veces una misma película puede ser ambas cosas.

El ambiente del cine es bastante cultureta en consonancia con el tipo de pelis que pasan. Así que la pequeña barra que está situada al final de la sala no sirve palomitas y nachos sino ligeros snacks y bebidas. Resulta muy cool tomar una copa de vino mientras ves una película finlandesa en versión original... que no se te olvide el foulard y a tu caniche.

Yo he visto allí dos películas. La primera fue "La teoría de todo" sobre la vida del científico Stephen Hawking y la segunda "Chinatown", el clásico de Roman Polanski de 1974 en que tajan la nariz a Jack Nicholson con una navaja de pelar mandarinas. Verlas en versión original me ha resultado bastante complicado por el idioma pero a la vez resulta un ejercicio interesante y entretenido para mejorarlo.

Entrar en el UPP me ha recordado a los pequeños cines que en alguna ocasión pude visitar cuando era pequeño. Poco después fueron aniquilados bajo el peso de las enormes salas de las grandes cadenas de salas de cine. Ahora, incluso muchos de esos gigantes han tenido que cerrar forzados por la mala situación. Es una pena que se pierdan estos espacios mágicos.




viernes, 24 de abril de 2015

Incendios

La semana pasada ocurrió un penoso hecho en Oxford: el hotel Randolph, el más prestigioso de la ciudad, sufrió un aparatoso incendio que obligó a desalojar el edificio. Un edificio gótico de 150 años situado enfrente del Museo Ashmolean que ha sufrido daños por un valor aproximado de 400.000 libras. Según he podido leer el The Telegraph, el motivo del fuego fue el exceso de cognac utilizado por los cocineros en un flambeado... parece de coña, ¿verdad? Pues no, ese fue el origen.



La importancia del hotel y los daños causados han sido la comidilla durante esta semana. Además la calle ha estado cortada desde el incendio por lo que el tráfico de Oxford, que es caótico de por si, ha sufrido las normales consecuencias del corte de una vía tan céntrica.

Casualmente hoy hemos recibido una carta del County Council informando de otro incendio reciente en Kidlington. En este caso el resultado fue más trágico porqué el ocupante de la vivienda donde ocurrió el suceso perdió la vida. El Council ha decidido tomar medidas para evitar que vuelva a suceder y junto a la carta nos ha enviado una guía con consejos de seguridad para el hogar. En mi opinión, una muestra más de lo bien que funcionan por aquí las cosas... ¿o será que tiene algo que ver las elecciones tan cercanas? 

Aquí os dejo una foto de la guía. No tiene mucho interés pero es la excusa para que podáis observar el mantel tan hortero-londonian que hemos adquirido. ¿Os gusta?




martes, 21 de abril de 2015

Scunthorpe hasta la muerte

Por muchas razones que resultan evidentes es duro tener que irte de tu país. Te debe empujar un buen motivo porque pierdes muchas y muy valiosas cosas. Nosotros hemos salido en una época en que puedes tener información de todo. La era de internet te permite conocer de antemano qué vas a encontrarte más o menos y qué vas a necesitar, contactar con personas que ya han vivido la experiencia para que te aconsejen y no tener que esperar a la llegada al nuevo hogar para realizar muchos trámites. Pero no siempre fue así y los testimonios de aquellos pioneros llenos de inocencia nos motivan y nos hacen pensar cuan afortunados somos de disponer de estas herramientas. 

Me encantan esas historias que hablan de nuestra misma situación pero en otros tiempos, quizás más complicados. Un ejemplo es la película del genial Carlos Iglesias "Un franco, 14  pesetas" que nos cuenta las aventuras de dos españoles valientes que emigraron a Suiza a buscar un futuro mejor. Hay muchos otros documentos, pero hoy voy a hablaros de un libro que acabo de terminar que me ha resultado muy revelador. "Scunthorpe hasta la muerte " es la historia del futbolista Alex Calvo-García contada por el periodista Iñigo Gurruchaga. 




Hoy en día es normal ver un partido de cualquier liga del mundo con españoles en la alineación pero en 1996 las cosas eran diferentes. Es entonces cuando Álex, en ese momento en paro, decide viajar a una desconocidísima ciudad del noreste de Inglaterra, Scunthorpe. Un sitio que un poeta describió como "un buen lugar al que decir adiós" y que tiene un equipo de fútbol que hace sentir orgullo (a veces más, a veces menos) a sus habitantes. Allí llegó Álex, sin conocer el idioma, sin conocer al club, sólo... a vivir una auténtica aventura que duró ocho años y le permitió  marcar el gol más importante de la historia del club, nada menos que en el escenario más mítico del fútbol inglés: Wembley. 

A través de la historia de Álex se puede ver la decadencia de las grises ciudades industriales británicas y la importancia del fútbol en esta sociedad, independientemente de la categoría del equipo. Para los más perezosos la historia se puede encontrar en vídeo en internet, dividido en dos partes (aquí los enlaces de la parte 1 y la parte 2). Que lo disfrutéis.

jueves, 16 de abril de 2015

Inglés. Lección 2: inglesadas

Hoy os voy a hablar de un fenómeno habitual en situaciones de inmigración como la nuestra. Ocurre cuando te encuentras de repente hablando un idioma que no es el tuyo materno, piensas un idioma pero contestas en otro, mezclas cosas... en fín, que sin darte cuenta de tu boca salen las temidas


INGLESADAS

Una inglesada es un intercambio de palabras, situaciones o costumbres españolas e inglesas que acontecen cuando llevas un tiempo viviendo en Inglaterra. Vamos, cuando quieres españolear y te sale algo inglés o viceversa. Por ejemplo, una clásica inglesada es conducir por el carril que no es o hablar de medidas en las unidades equivocadas. En este apartado voy a referirme exclusivamente a inglesadas del idioma basándome en ejemplos que nos han ocurrido a nosotros mismos para mecernos en la hamaca del ridículo.

Ejemplo 1. Sabemos que el verbo borrar en inglés es to remove. Así que en una conversación en castellano ocurrió lo siguiente:

- ¿Has borrado eso?
- Si, ya lo he removido. ¡INGLESADA!

Ejemplo 2. Una de las primeras cosas que aprendemos en el colegio al estudiar inglés es el mobiliario básico de la casa, por eso todo el mundo sabe traducir mesa por table. Pero no podéis negar que queda mucho más elegante inglesear y utilizar esta expresión:

- ¿Dónde has dejado las revistas?
- Están en la tabla. ¡INGLESADA!

Ejemplo 3. Las verduras en el idioma shakespeariano son llamadas vegetables. Pues bien, un día cualquiera preguntas:

- ¿Compramos vegetales en el mercado?

Esto responde totalmente a una gran ¡INGLESADA!

Ejemplo 4. Para terminar, un error que ocurre muy a menudo. El lugar donde se compran libros, la librería, es una bookstore, sin embargo una biblioteca es una library. Es casi imposible no exclamar, al referirte a la biblioteca:

- Voy a la librería a buscar un libro. 

En fín. Quién haya dicho esto alguna vez que extienda la mano que le doy con la regla porque ha ocasionado una preciosa ¡INGLESADA!

Amigos, espero que hoy hayáis aprendido que el spanglish es algo pasado de moda y que las inglesadas son la nueva moda para celtíberos exiliados en esta isla maldita. 

lunes, 13 de abril de 2015

Grand National

El pasado fin de semana coincidieron dos eventos deportivos de alta importancia en este país: el Grand National y la regata de remo Oxford vs Cambridge. Así que os voy a hablar un poco de ambas sin inventarme demasiadas cosas.

El Grand National es esa carrera de caballos de alto standing que se celebra cada año en el hipódromo de Aintree, situado cinco millas al norte de Liverpool. Es famosa por la dureza de la prueba que consta de 16 obstáculos a sortear, algunos de nombres tan curiosos como el Arroyo de Valentín o la Silla. Pero si por algo destaca esta carrera es por la gran concentración de pijoterío y exquisitez que se dan cita. El desfile por la alfombra roja del evento de pamelas, vestidos de grandes firmas y trajes glamourosos es deliciosa carnaza para la prensa de todos los colores de este país. 

En cuanto al aspecto deportivo, este año la carrera se disputó a una distancia de 4.5 millas (7.24 kilómetros) incuyendo la recta más larga de todos los hipódromos del Reino Unido y participaron 40 caballos, que si no me equivoco es el récord de participación. Se han repartido un millón de libras en premios, más de la mitad para el ganador de la prueba que este año fue el caballo Many Clouds. Al día siguiente a la victoria, Many Clouds exhibió el distintivo de campeón recorriendo las calles de su ciudad, Lambourn, en el condado de Berkshire, donde sus vecinos ovacionaron orgullosos al bello corcel.


Many Clouds en las calles de Lambourn.

Yo no estoy a favor de ningún espectáculo o competición que incluya la participación de animales y nunca acudiré a este tipo de eventos. Sin embargo quise hablar del Grand National aquí por la importancia de la prueba en UK. Para mí, sin lugar a dudas, la carrera de ayer es un sucedaneo de la auténtica que se da anualmente en Birmingham y de la que os hablé en la entrada sobre deportes excéntricos: la Pantomime Grand National. Esos caballos si que molan.

viernes, 10 de abril de 2015

Y por fín, el Messiah (3)

Una vez situados en el Ashmolean Museum voy a hablaros por fín del Messiah. Aquí va una foto:




Os preguntaréis "¿Tres puñeteros días esperando ver lo que es el Messiah y al final se trata de un puto violín?" Efectivamente, es un puto violín. Pero este violín es quizás el más famoso del mundo no solo por tratarse de un Stradivarius. Stradivarius fue un gran fabricante de instrumentos musicales, especialmente violines, antes de montar una cadena de tiendas de ropa con música como de tener mucha prisa y comer pastillas de colores.

A la muerte de Stradivarius en 1737, muchos de sus violines, algunos sin utilizar, fueron vendidos a coleccionistas. En 1827 el gran coleccionista Luigi Tarisio adquirió gran parte de ellos, incluido el Messiah. Tarisio salía a menudo de pueblo en pueblo a buscar nuevos instrumentos para su colección, con la curiosa costumbre de llevar consigo algunas de sus piezas en un gran saco a su espalda... incluido nuestro protagonista. Cuando Tarisio falleció, el coleccionista Villaume se apresuró a comprar la colección a la familia de Tarisio. Encontraron en un viejo armario desvencijado varios de los más valiosos instrumentos de Tarisio, entre ellos el Messiah nuevo como el primer día. 

Las necesidades económicas obligaron a Villaume a vender parte de su colección, pero nunca quiso desprenderse de su más preciado objeto. A su muerte, el famoso violín pasó a manos de los hermanos Hill, coleccionistas decididos a que el Messiah jamás abandonara el Reino Unido. Pensaron que el mejor lugar para el Messiah era el museo Ashmolean, no sin antes rechazar una monstruosa oferta por el instrumento del empresario americano Henry Ford. 

El violín ha sido y sigue siendo un objeto controvertido. Se han realizado varias pruebas para datar la madera con resultados dispares, algunos incluso databan la materia en fecha posterior al fallecimiento de Stradivarius. Sin embargo, las piezas y las etiquetas del instrumento parecen indicar que se trata de un autentico trabajo del más famoso luthier de todos los tiempos.

Desplazado en saco, escondido en viejos armarios, cuestionado, etc... El apodo de Messiah proviene de una sentencia del violinista francés Delphin Allard, que en una discusión con Villaume acerca de este precioso instrumento exclamó: "Entonces su violín es como el Mesías: uno siempre le espera pero nunca aparece"... Allard dijo con envidia que "nunca aparece" porque esta maravilla tiene otra característica, aparte de ser un Stradivarius, que le hace único: nunca ha sido tocado. Así, rodeado de otros Stradivarius y de varios Amatis, se muestra orgulloso en el museo como el más famoso violín de todos los tiempos.



jueves, 9 de abril de 2015

Ashmolean Museum y el Messiah (2)

Los museos gratuitos provocan que los visitemos a menudo, ya sea de manera planificada o espontanea porque nos quedemos sin nada que hacer. Hace tiempo os hablé del maravilloso Pitt Rivers Museum, un pequeño centro que es un "museo de todo" lo que Mr Rivers pudo adquirir en sus viajes. Además de este museo, en Oxford hemos visitado muchos otros: el de Historia de la Ciencia, el de Historia Natural, etc... pero el más importante de todos es el Ashmolean Museum.

El Ashmolean fue fundado tal y como hoy lo conocemos en 1908 a partir del antiguo Ashmolean y del Museo de Arte de la Universidad. Se encuentra situado en Beaumont Street, en el centro de Oxford. Es un museo gratuito para su colección permanente y de pago para algunas de sus exposiciones temporales, pero el precio es asequible y la calidad de los trabajos expuestos muy alta. Por ejemplo, ahora se encuentra disponible una muestra de trabajos de James Gillray, uno de los primeros grandes caricaturistas que era un toacapelotas de órdago porque no dejaba muy bien parados a los protagonistas de sus historias. Un tipo con el que convenía llevarse bien.

Eso si, recomiendo ir con el mapa en la mano porque es un museo bastante grande y con una extraña distribución de las alturas. Puedes estar viendo las monedas y de repente encontrarte entre jarrones de no se que dinastía cuando en realidad lo que te interesaba eran los instrumentos musicales.

Hablando de instrumentos musicales, me he vuelto a pasar de palabras y no he contado nada del Messiah... Mañana, lo prometo.


Una de las salas del Ashmolean

miércoles, 8 de abril de 2015

Museos, Ashmolean Museum y el Messiah

Hay una cosa que destaca cuando hablo con gente que ha estado en Madrid. Cuando les pregunto que fue lo que más les gustó de Madrid la mayoría me responde "el Museo del Prado". Incluso alguna persona me ha dicho que fue dos veces durante la misma estancia, alterando sus planes turísticos porque la primera vez se quedó a medias. Esto me provoca cierta envidia y la confirmación de la teoría de que nadie hace turismo en su propia ciudad. Yo también he ido dos veces al Museo del Prado... en 35 años. Bien es cierto que lo intenté una tercera para ir a ver la exposición de Vermeer pero la cola kilométrica me hizo cambiar de opinión y dirigir mis pasos al bar.

En UK los museos tienen dos características molonas: una es que organizan actividades para todo el mundo, familias, niños, etc... La otra es que son gratis. A veces no todo el museo, cuando hay exhibiciones especiales, temporales, conferencias, etc... hay que pagarlas, pero las secciones permanentes son gratis. En diferentes sitios hay urnas para la gente que quiera colaborar con el museo con donativos, pero son opcionales. También existe la posibilidad de hacerte "amigo del museo", que consiste en pagar una cuota anual que sirve para sufragar los gastos del centro y que te permite beneficiarte de descuentos o promociones. 

Son diferentes estrategias para el aprovechamiento de los recursos culturales: la española, que consiste en cobrar entrada, y la británica, gratuita.

No soy quien para saber cual es la mejor. Está claro que si cobras entrada en un museo como el Prado, que se encuentra entre los mejores del mundo, los ingresos serán importantes y fijos. Pero la contra es que los nativos van a pasar de ir, como mucho irán una o dos veces en su vida (hablo en general, seguro que hay madrileños amantes de la pintura que han ido al Prado mil veces). Mientras que el acceso gratuito a los museos te invita a visitarlos muchas veces y darte más a menudo baños de su contenido. Así que hay que decidir entre ganar pasta o ganar cultura.

En fín, que me he puesto a escribir para hablaros del Ashmolean Museum de Oxford y del Messiah pero me he liado con la gratuidad de los museos. Mañana sigo, lo prometo.

lunes, 6 de abril de 2015

Inglés. Lección 1: maldita pronunciación.

Buenos días a todos. Hoy voy a comenzar una serie de entradas para mostraros mis desalentadores peleas con el idioma. En primer lugar voy a abordar el asunto de la pronunciación.

Mi profesor de inglés me dijo que el principal problema del inglés es la pronunciación debido a la ausencia de reglas fonéticas. En castellano, dos letras combinadas suenan igual siempre. Por ejemplo, las letras C y A combinadas en el mismo orden suenan igual en cualquier palabra, como albahaca, cara, vasca, etc... Pues en inglés no. Os voy a poner unas palabras como ejemplo para indignación de cualquiera que quiera aprender este idioma. 

BOUGH, COUGH, ALTHOUGH, TOUGH,  LOUGH

Todas ellas comparten las mismas cuatro letras finales por lo que lo esperado es que suenen igual... ¡PUES NO! Muy mal pensado porque se pronuncian más o menos como indico entre paréntesis:

BOUGH (bau), COUGH (cof), ALTHOUGH (aoldou), TOUGH (toef), LOUGH (log)

Pero aquí no acaba la cosa. La palabra BOW tiene tres significados: nudo, arco y reverencia. El significado que adopte la palabra depende de como lo pronuncies. Si lo pronuncias "bou" puede adquirir los dos primeros significados, mientras que si dices "bau" aludes al tercer significado. Es la gota que colma el vaso: una palabra escrita de la misma manera puede sonar diferente sin motivo aparente. 

La única normativa al respecto es un diccionario que recoge todas las palabras del lenguaje e indica como se deben pronuncian, pero sin reglas. Si coges a dos ingleses y le pones delante de sus narices una palabra nueva cada uno puede pronunciarla de manera diferente. Yo me pillo unos cabreos de aupa.

Saludos y os espero en la siguiente lección.           

jueves, 2 de abril de 2015

Isolarion: a different Oxford journey

La vida es una ocasión interminable de encontrar la aventura. Creemos que aventura es algo que solo podemos encontrar muy lejos de donde vivimos porque tenemos la idea errónea que la vuelta de la esquina no es un lugar adecuado para ello. La idea de poder vivir una aventura cerca de tu casa es algo que mi hermano y yo mismo pudimos comprobar en nueve días de caminata (y varios meses de preparación) recorriendo el GR10, sin salir de Madrid. Fue una experiencia irrepetible en la que lo pasamos pirata.

Pero hay un caso aún más extremo. Alguien que un día se levanta sin tiempo o dinero para irse muy lejos y piensa que vivir una aventura en la calle donde reside es una buena opción. No creo que fuese así de espontaneo pero James Attlee lo hizo y además lo compartió en un apetecible libro: Isolarion, a different Oxford journey. Un libro de investigación en el que Attley describe su calle, Cowley Road, la arteria principal del barrio del mismo nombre. 

Cowley es un barrio situado en el sudeste de Oxford pero alejado de la fisionomía del centro. Un espacio cosmopolita lleno de comercios, restaurantes de todas las nacionalidades, edificios religiosos de todos los colores y gente. Mucha gente todo el tiempo. Es una barrio totalmente vivo. Por eso Attlee decidió detallar en un libro a esta calle y llamarlo Isolarion, que alude a un tipo de mapa medieval de gran ampliación. Además lo hace de manera activa, penetrando en los edificios, hablando con los comerciantes, viviendo.

Desde luego Cowley es un barrio muy llamativo. Nosotros lo conocemos bien porqué fue nuestro primer lugar de acogida cuando llegamos a Oxford, allí se encontraba la casa de Jon. Y Cowley Road fue la primera calle que pateamos de arriba abajo suplicando una casa en cada agencia inmobiliaria que nos cruzamos. Así que creo que debo pasear otra vez por Cowley, pero en esta ocasión a través del libro de Attlee.

La portada de Isolarion.