viernes, 10 de abril de 2015

Y por fín, el Messiah (3)

Una vez situados en el Ashmolean Museum voy a hablaros por fín del Messiah. Aquí va una foto:




Os preguntaréis "¿Tres puñeteros días esperando ver lo que es el Messiah y al final se trata de un puto violín?" Efectivamente, es un puto violín. Pero este violín es quizás el más famoso del mundo no solo por tratarse de un Stradivarius. Stradivarius fue un gran fabricante de instrumentos musicales, especialmente violines, antes de montar una cadena de tiendas de ropa con música como de tener mucha prisa y comer pastillas de colores.

A la muerte de Stradivarius en 1737, muchos de sus violines, algunos sin utilizar, fueron vendidos a coleccionistas. En 1827 el gran coleccionista Luigi Tarisio adquirió gran parte de ellos, incluido el Messiah. Tarisio salía a menudo de pueblo en pueblo a buscar nuevos instrumentos para su colección, con la curiosa costumbre de llevar consigo algunas de sus piezas en un gran saco a su espalda... incluido nuestro protagonista. Cuando Tarisio falleció, el coleccionista Villaume se apresuró a comprar la colección a la familia de Tarisio. Encontraron en un viejo armario desvencijado varios de los más valiosos instrumentos de Tarisio, entre ellos el Messiah nuevo como el primer día. 

Las necesidades económicas obligaron a Villaume a vender parte de su colección, pero nunca quiso desprenderse de su más preciado objeto. A su muerte, el famoso violín pasó a manos de los hermanos Hill, coleccionistas decididos a que el Messiah jamás abandonara el Reino Unido. Pensaron que el mejor lugar para el Messiah era el museo Ashmolean, no sin antes rechazar una monstruosa oferta por el instrumento del empresario americano Henry Ford. 

El violín ha sido y sigue siendo un objeto controvertido. Se han realizado varias pruebas para datar la madera con resultados dispares, algunos incluso databan la materia en fecha posterior al fallecimiento de Stradivarius. Sin embargo, las piezas y las etiquetas del instrumento parecen indicar que se trata de un autentico trabajo del más famoso luthier de todos los tiempos.

Desplazado en saco, escondido en viejos armarios, cuestionado, etc... El apodo de Messiah proviene de una sentencia del violinista francés Delphin Allard, que en una discusión con Villaume acerca de este precioso instrumento exclamó: "Entonces su violín es como el Mesías: uno siempre le espera pero nunca aparece"... Allard dijo con envidia que "nunca aparece" porque esta maravilla tiene otra característica, aparte de ser un Stradivarius, que le hace único: nunca ha sido tocado. Así, rodeado de otros Stradivarius y de varios Amatis, se muestra orgulloso en el museo como el más famoso violín de todos los tiempos.



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