viernes, 26 de junio de 2015

Nuevo trabajo (2)

Tras rellenar aplicaciones para seis o siete trabajos me llegó un correo electrónico del Departamento de Fisología, Anatomía y Genética de la Universidad diciendo que mi perfil molaba y que querían hacerme una entrevista. Con toda la seguridad del mundo respondí y concretamos un día, pero esa seguridad se fue diluyendo como la sal al cocer agua a medida que se acercaba el día.

La entrevista fue terrible para mí. Cuatro contra uno, calor, agobio y un idioma hostil que me pareció más desconocido que nunca. Además, se desarrolló de una manera diferente a las entrevistas que he hecho en España, donde creo que en la mayoría tu CV es el que determina que seas el elegido y la entrevista es solo un examen para comprobar que no estás loco y te gusta guardar cadáveres en tu congelador. Tras unas primeras cuestiones sobre mí, mis intenciones, mi trayectoria, etc... vinieron los dardos envenenados: ¿cómo sabemos que, si te elegimos, no vas a volver a España? Si te elegimos para el puesto ¿cómo sabemos que no vas a decir que si a otro puesto al que has optado? ¿Cómo resolverías que dos personas necesitáramos al mismo tiempo realizar un experimento con el mismo grado de importancia?

Sabía bien qué responder a todo pero no como traducirlo, así que opté por respuestas sencillas pero sinceras: he traído a mis gatos desde España así que no tengo intención de volver en un tiempo; sencillamente, eso no va a ocurrir; no hay nada que un café no pueda arreglar. En realidad, la respuesta de los gatos no estoy seguro si la dije o me quede con ganas de decirla, los nervios juegan malas pasadas a la memoria.

Tras la entrevista me hicieron una prueba práctica. Después de la tensión acumulada en la entrevista, una prueba práctica examinada por amables técnicos de laboratorio me pareció un plácido paseo en barca por el lago del Retiro. Liberé todas las tensiones y salió redondo.

En conjunto, aquella tarde debió de parecer suficiente a mis entrevistadores porque, tras la semana de espera más larga de la historia de la humanidad, me llegó un mail diciéndome que si. Menuda sonrisa de gilipollas se me puso en la cara.


4 comentarios:

  1. Antes de nada, felicidades por tu nuevo trabajo.

    No entiendo eso de "mi perfil molaba" ¿Cómo va a gustar tu perfil si tienes la misma silueta que un botijo?

    Y deberías corregir los comentarios ofensivos de tus entradas en el blog ¿Qué tienes contra las personas que guardan cadáveres en sus neveras?

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  2. Querido lector, gracias por tus comentarios y procedo a responder a tus dudas.

    Te escondes en el anonimato para poner el comentario y no se a quién debo felicitar porque has dado en el clavo: un botijo con mi perfil puede contener cientos de hectolitros de agua, creo que es por eso precisamente les molaba.

    No tengo nada en contra de los aficionados a llenar su nevera de cadáveres. Todo lo contrario, es una afición noble que requiere mucha maña y dedicación. Pero comprenderás que no a todo el mundo la aprueba y no es recomendable que en una entrevista de trabajo des a entender que te dedicas o que te gustaría dedicarte a ello.

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  3. Gracias por tu respuesta.

    Muchas veces nos dejamos influenciar por corrientes de opinión, no mayoritarias, que intentan modificar el pensamiento colectivo. Me gustaría saber cuantas personas desaprueban el guardar cadáveres en las neveras, seguro que nos sorprenderíamos. Hay que recordar que es una costumbre que se remonta a muchos siglos atrás y que comparten diferentes civilizaciones. Como ejemplo tienes a los egipcios que encerraban los cuerpos de los difuntos junto a objetos de valor y alimentos, incluso encerraban con ellos a esclavos para que les sirvieran en su segunda vida.

    En la actualidad, la propia civilización occidental se resiste a desprenderse de los cuerpos de los difuntos y los hacina en cementerios (es cierto que no son neveras pero se entiende que es la misma lógica). Yo mismo he guardado los restos de mis peces Bruno (+ 1996) y Torre (+ 1997), de mi gato Calipso (+ 2002), y de mi abuela Genara (+ 2012). Y ya hice hueco por si se suceden nuevas defunciones en la familia. Bien es cierto que se producen dificultades cuando los restos mortuorios se acumulan, sobre todo en verano cuando se utiliza más la nevera y el congelador y cuando se introducen en el melones, sandías o tarrinas de helado de litro porque ocupan un gran espacio. Pero la compañía de nuestros seres queridos compensa cualquier inconveniente gastronómico.

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  4. Nuevamente nos deleitas con una gran comentario, documentado y bien redactado. Te agradezco este comentario tan iluminador. Sin embargo, me veo en la obligación de darte un buen consejo: debes quitarte el pijama y salir un poquito a la calle o, como mínimo, airear un poquito tu habitación porque hay algo en ese ambiente que no te está haciendo ningún bien.
    Un saludo.

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