viernes, 1 de mayo de 2015

Se acercan las elecciones

e inevitablemente pienso en que también van a suceder en España y no voy a poder votar. El gobierno español se ha encargado de dificultar la tarea del voto para los expatriados. La razón es evidente: la mayoría de los votos en esta comunidad no va a ser para el partido en el gobierno como ya ocurrió en las pasadas elecciones europeas.

Así que mucha gente despistada, vaga o desganada (como ha sido mi caso, lo confieso) nos quedaremos sin votar. Bien es cierto que yo debo confesar que he huido un poco de mi derecho a votar de la misma manera que he dejado atrás otras muchas cosas al mudarme de país. Se que es una irresponsabilidad por mi parte y así lo siento.

Aquí también van a darse elecciones. La propaganda electoral está por todos sitios. Durante el último mes todos los días recibimos un panfleto en el buzón. El último que hemos recibido es el UKIP, un partido relativamente moderno denominado euroescéptico. Da un poquito de miedo porqué su principal baza electoral es un control estricto de las fronteras para limitar mucho más la llegada de inmigrantes como nosotros. En fín, si ganaran me alegrará que cuando vayan a un restaurante les sirvan la comida en platos de plástico porque no va a haber nadie para fregar los cacharros en la cocina. 

Una cosa muy curiosa es que mucha gente, de manera voluntaria, ofrece sus casa para hacer de mural propagandístico de su partido favorito. No hay un lugar habilitado para colgar carteles como en España, así que está es una manera ingeniosa de exhibirlos... ingeniosa y horrorosa. Te tiras todo el fin de semana dejando el jardín precioso y luego cuelgas un cartel con el gepeto de estos tipos. Brillante, my lady. Dos ejemplos:

Propaganda del partido Liberal Demócrata.

Propaganda de los Conservadores. Por lo menos Nicola tiene un pase.


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