jueves, 1 de enero de 2015

La navidad del exiliado

Pues ya estamos en plena Navidad. Me refiero al periodo que abarca desde nochebuena hasta Reyes obviando que Navidad es sólo un día, el 25 de diciembre, creo que es algo común ampliar el término. Ocurre lo mismo con el invierno que, aunque oficialmente comienza el 22 de diciembre, vulgarmente comienza el día que empezamos a sentir más frío que al sentarte en el water de un iglú.

Siempre he sido un renegado de la Navidad. Ni he sido nunca religioso ni me han gustado los convencionalismos. Las obligaciones del tipo "en tal fecha hay que hacer tal cosa" porque se lleva haciendo la torta de años me resultan prescindibles. Hay que hacer las cosas que te hagan felices. Y a mi siempre me lo ha proporcionado las reuniones familiares porque tengo la suerte de tener una familia amiga del cachondeo. En las veladas de mi familia siempre nos acabamos haciendo risa encima. Pero este año no va a poder ser. 

Es la cara dura del exiliado. Es la principal ausencia en tu vida en otro país. Si piensas en ello pasas por dos estados sentimentales, según tengas el día. El primero enfado, ¿quién tiene la culpa de que tú no puedas disfrutar de ello? Hay que ser comprensivo y dar por hecho que la culpa es toda nuestra: si pones a unos inútiles a dirigir la nave, posiblemente se estrelle. Así que mientras haya inútiles al mando continuarán separándose familias por miles de kilómetros. Compadezco a los inútiles que nunca sabrán que son esos sentimientos.

Luego están los días chungos. Miras por la ventana y llueve. Ves la tele y hablan raro. El Liverpool ha perdido... todo terrible. En esos instantes gobierna la nostalgia. Pero hay que ser fuerte y no caer en el abismo de la tristeza, ese por cuyo borde hacemos equilibrismo todos los degradados laborales y sociales que la España de los toros, los sobres, la realeza mafiosa y los bancos rescatados han obligado a escapar. Ese abismo que no existe para los inútiles al que dimos el mando de las naves y están volando en su mundo de nubes de fresa.

Para todos, exiliados, familiares, los que tenéis la suerte de estar juntos, amigos, lectores y curiosos de este blog, incluso para los pobres inútiles: FELIZ NAVIDAD.

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