lunes, 8 de diciembre de 2014

Españomerienda

Uno de los tópicos que he encontrado en varios blogs de temática similar a este es que es muy complicado hacer un círculo de amigos en el país de adopción. Lo he leído a blogueros acogidos en Holanda, Escocia, Inglaterra, etc... Pues es cierto. Además debo añadir que es lógicamente cierto. No sólo en estos países que protagonizan los blogs que leo, sino en cualquier otro (incluído España). Tú llegas a un país, empiezas a compartir tiempo en el curro con compañeros autóctonos de la zona que ya tienen una vida, unos amigos y unas aficiones establecidas y no necesitan a nadie más. Así que a no ser que tú te llames Batman y la otra persona se llame Robin va a ser muy complicado que compartas con alguien algo más que una pinta o una cena. Bueno, las malas lenguas dicen que Batman y Robin compartían algo más...

Esta situación te lleva irremediablemente a encontrar gente en tu misma situación, que necesite calor y charla, y lo más sencillo es acudir a tus paisanos. Puedes intentar evitar no coincidir con gente de tu país, pero entonces tendrás que armarte de paciencia porque no es sencillo hacer amigos. Así que en algún momento caes en las garras de la facilidad y acabas en una españomerienda. 

Tuvimos la primera el pasado domingo en casa de una compañera de trabajo del pimiento. Fue una españomerienda de las de jamón y lomo, hablar por los codos y darnos consejos extraídos de nuestra experiencia en esta tierra. Y debo reconocer abiertamente que al salir de esa casa me sentía bastante aliviado por algo que no acierto a saber qué es. Quizás es que necesitaba una tarde así, porque por muy fuerte que te sientas o muy duro que seas, al final el hombre es un ser social y necesita compartir algún ratejo con sus congéneres. Más aún cuando se trata de personas que compartimos no solo la nacionalidad, sino una situación de alejamiento que a nadie nos gusta. Nos reconfortamos unos a los otros y nos reímos, porque si hay algo que sí somos los españoles es alegres. Luego ya dejamos que el jamón y el lomo hagan su trabajo y la tarde quedó redonda.

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