lunes, 22 de diciembre de 2014

Peluquería

Estoy en disposición de afirmar que aquí, al igual que en España, el cabello crece a un ritmo demasiado rápido para mi gusto. El flequillo estaba ya en ese momento en que se funde con el horizonte así que la necesidad de pasar por el estilista pasó a ser cuestión prioritaria. Como la mayoría de vosotros, en vuestra ciudad contáis con unas tijeras de confianza en cuyas manos os ponéis sin temor: ese peluquero de barrio que os corta el pelo desde pequeños, esa peluquera que os deja la cresta como nadie o la peluquería que tiene las revistas que tu mamá no te deja tener en casa.

Yo también tenía mi peluquera en España pero me sale muy caro traerla a Kidlington para cortarme el pelo. Así que no he tenido otro remedio que buscar peluquero por aquí. Peluquerías, aquí llamadas Barber Shop, hay por doquier. Muchísimas. En Kidlington tengo localizadas unas cinco o seis. El problema es que todas tienen el pirulí ese rojo y blanco que da vueltas y que cada vez que lo veo en una peluquería me imagino a un peluquero mayor, con puro, que te afeita utilizando crema "La Toja" mientras comenta el partidazo que hizo ayer el maestro Di Stefano contra aquellos suizos. Todo como que muy antiguo, color sepia y olor a cortezas de cerdo rancias.

En la peluquería que escogí el pirulí estaba fuera de lugar porque era modernilla. Dentro estaban dos peluqueros jóvenes de estos que se cuidan y revistas de peluquería. Una vez sentado en la silla pensé "a ver como coño le explico yo a este como quiero el pelo". Con gestos, con palabras sencillas pero directas conseguí más o menos hacerme entender y debo reconocer que el corte no es perfecto pero se acerca a lo que quería. 

Al final de la sesión me ha preguntado lo mismo que en España, que si me echaba algún producto en el pelo para peinarme o algo así. Nuevas dudas me han asaltado: ¿cómo le explico yo a este que la única crema que me gusta es la de las ensaimadas? Le he respondido con un agradable no, thank you, y he pagado 12 libras. Estoy contento, la verdad.

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