lunes, 30 de marzo de 2015

Robert Hooke

Hace tiempo que no hablo de ningún personaje y hoy voy a hacerlo d euno que me cae simpático. Es así porqué en los exámenes de física las preguntas sobre la teoría que llevan su nombre eran un punto seguro. 

Nombrar a Robert Hooke nos lleva a evocar la ley de la elasticidad. Esta ley dice que un cuerpo elástico se elonga o encoge de manera proporcional a la fuerza que se ejerce sobre él. Hooke no sólo describió esta ley sino que la resumió en una ecuación: F = -K·S, donde F es la fuerza ejercida, K es la constante de elasticidad (típica del cuerpo) y S es la longitud de elongación del cuerpo respecto a su tamaño en equilibrio.

Aunque esta ley es sencilla, la vida de Hooke no puede definirse de la misma manera. Le gustaba la polémica cosa fina y participó en todo tipo de disputas científicas. Por ejemplo, polemizó con Newton acerca de la autoría de la ley de la gravitación universal o con Boyle sobre la autoría de su libro Michrographia. Pero también tomó parte junto con la crema de la ciencia de la época en la fundación de la Royal Society de Londres, la más prestigiosa sociedad científica mundial.

Enumerar los hitos científicos de Hooke nos llevaría un blog entero. Si voy a contar que aquí, en Oxford, Hooke definió por primera un término clave para el desarrollo de la biología moderna: la célula. Utilizando un rudimentario microscopio observó en una lámina de corcho pequeñas celdillas que denominó células, palabra que después se utilizó para denominar a la unidad elemental de la vida.

Hooke estudió en la Universidad de Oxford adscrito en el prestigioso Christ Church. En nuestra ciudad desarrolló gran parte de su trabajo como científico, inventor y arquitecto. De su fallecimiento en Londres se cumplió en este mes 312 años. 


Este de la cara empanada parece ser Robert Hooke.

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