domingo, 3 de agosto de 2014

Con gatos

Debería ser más sencillo, o mejor dicho, deberíamos estar más preparados para movernos a otro país. A mí, personalmente, me invadió un ligero vértigo cuando me enteré de que nos íbamos, y eso que yo soy de nervios de acero. Después ya te metes en harina y los nervios se templan. Trazas un planning. Es el momento de hacer cosas y no pensar demasiado.

Una mudanza nunca apetece. Una mudanza a otro país añade grandes dosis de dificultad a la empresa. Pero una mudanza a otro país con gatos constituye un ejercicio de paciencia y aritmética de calendario. Haciendo caso omiso al asombro y la incomprensión de mucha gente, nuestros gatos se vienen a Oxford. No es negociable.

¿Qué cuantos gatos tenemos? Tres, hijo, tres.

El proceso, desde el momento en que nos confirmaron que nos iríamos a Oxford a ganarnos la vida avanza siempre condicionado por estos tres personajes. Implantarles chip de identificación, vacunas, pasaporte. Hay que buscar una casa en la que admitan animales. Hay que buscar una empresa de transporte de animales. Hay que fijar las fechas de todo en función de SU viaje. En fin, pringadez máxima. Y me callo algunas cosas para no darme cuenta de que he caído en el más absoluto agujero de la esclavitud.


El plan es hacer primero una avanzadilla para encontrar una buena casa en la que admitan animales. Después establecernos y tenerlo todo a punto para cuando lleguen ellos. Finalmente, esperar a que se adapten. Con gatos nunca se sabe.

1 comentario:

  1. lo mejor de tener un pariente en oxford es que siempre q el madrid juegue cerca de esa ciudad, tienes la excusa perfecta para cruzar el canal. anónimo identificable.

    ResponderEliminar